miércoles, 21 de febrero de 2007

Costumbrismo

Se difunde desde los primeros años del siglo XIX. Pancho Fierro (1807-1879), acuarelista, es el más genuino representante de la pintura costumbrista peruana de entonces, artista singular pues su arte registra y mantiene las tradiciones populares de las postrimerías del virreinato. Su obra tiene dos etapas principales: una referida a personalidades, autoridades y políticos como sería el caso de El fraile de la buena muerte, El médico, La tapada y el escribano, El notario, El hacendado y La hermana de la caridad, Militar de perfil, Militar de espaldas y, otra en la que el genio del acuarelista se aboca a temas netamente populares, como se puede apreciar en: El farolero, La vendedora de pescado en burro, La lechera, El montonero y El soldado y la rabona entre otras.











Neoacademismo

Surge en Europa como una nueva propuesta plástica que, bajo la influencia del impresionismo parisino, plantea una temática más libre, un mejor tratamiento de la luz, dejando de lado la búsqueda de la perfección en beneficio de la creatividad del artista. En nuestro medio, fueron muchos los pintores que optaron por esta nueva tendencia; entre ellos destacan:

Daniel Hernández (Huancavelica 1856 - Lima 1932) ha sido considerado como el gran maestro de la pintura nacional.

A él debemos el inicio de la formación de los artistas ya que fue invitado a formar la Escuela de Bellas Artes como centro de estudios y formación. Su trabajo se distingue por el equilibrio permanente entre el dibujo y el colorido y por la excelencia de su diseño hasta en los mínimos detalles. Con una cierta preferencia por los temas históricos, destacan La muerte de Sócrates, Capitulación de Ayacucho, Apoteosis de Ayacucho, Saludo al presidente Leguía, Retrato de dama, Dama en el Campo, Retrato de un Inca, Mujer cargando un ganso y Mujer cargando leña.

Teófilo Castillo (Carhuaz 1857-1922), fue el primer crítico de arte en nuestro medio; sus comentarios acertados y a veces ácidos, le granjearon admiradores y no pocos detractores. Como artista, gran parte de su obra está vinculada a la reminiscencia de la Lima virreinal, destacando su preferencia por las tonalidades graves, al manejo casi lírico del color, como se aprecia en Interior de iglesia, La Procesión del Corpus Christi, El asesinato del marqués de Aguas Claras, conocido también como La muerte del conde de Nieva y Autorretrato. Enmarcó en sus obras los paisajes naturales del interior del país, en los que imprime un exuberante colorido y la fuerza de su paleta que le permite captar con extraordinaria luminosidad algunos detalles del ambiente andino, como se ve en Paisaje del Huascarán, Paisaje nevado y Paisaje de la Laguna de Llanganuco.

Carlos Baca Flor (Arequipa 1867-1941) sobresalió por el buen manejo de la técnica del retrato, llegando a obtener reconocimiento internacional en este campo, prueba de su habilidad son La vocación natural, Anciano sentado en un sillón, El notario en la venta de títulos, Dios mío qué solos se quedan los muertos, Cabeza de anciano, Perfil de niño, Paisaje de río con botes, Autorretrato y Regina Virginum, este último trabajado sobre pergamino y dotado de un marco de madera íntegramente policromado.

A partir de la relación que tuvo con artistas de la nueva generación en París logró desarrollar una extraordinaria soltura y calidad plástica, expresada con visible libertad en los múltiples bocetos y dibujos que realizó y que nos hablan de un profundo conocimiento de la anatomía y de la esencia del género humano.




Indigenismo

Expresiones como lo nacional, lo prehispánico, lo indígena adquirió un significado especial, cuando el redescubrimiento y revaloración de lo propio, se asumió como la impostergable necesidad de reconocernos en lo propio y en lo común, aceptándonos como parte de un todo, rico en su variedad, en lo cultural y lingüístico. Desde ese punto de vista, el Indigenismo fue el movimiento artístico que buscó destacar y valorar los elementos estéticos propios del ser nacional, de nuestro paisaje y nuestra gente a fin de integrarlos como motivos plenos en el desarrollo de la plástica nacional.

José Sabogal (Cajabamba 1888 - Lima 1957), fundador del movimiento indigenistas, contribuyó grandemente a la evolución plástica nacional. Viajó a Europa, donde afianzo su vocación y definió su estilo, y luego pasó una larga temporada en Argentina, estando en contacto con el arte vernacular. Ya en Cusco, definió su preferencia por el hombre andino y su entorno. Su decidida tendencia hacia temas nacionales, se afianzó más aún, luego de su viaje a México, en donde descubrió el singular poder del mural, reafirmando su preferencia por lo relacionado a lo nacional, vernacular y a lo propio. El impacto de la propuesta sabogalina marcó una honda impronta en la generación de artistas de su tiempo, no hubo artista que pudiera abstraerse a la fuerza de la corriente innovadora la misma que, por su misma energía y novedad, motivó la adherencia o el rechazo de los contemporáneos. Si bien la obra de Sabogal es prolífica y variada, vale la pena destacar algunos óleos como Las llamas, Hilandera, Ingreso al convento de Ocopa, Anita y Plaza de Huancavelica; acuarelas como Amancaes y grabados sobre madera en los que plasmó costumbres, detalles arquitectónicos y tipos humanos como Cholita, Indiecita, El alcalde de Chinchero, El arriero, El escribano, Taitacha temblores, etc.

Julia Codesido (1892-1979) vinculada al indigenismo, sin apartarse de la temática vernacular sus creaciones van evolucionando: del indigenismo puro, hasta la abstracción; entre sus obras tenemos Mujer, Picos nevados, Morena limeña y Tapadas limeñas.

José Alfonso Sánchez Urteaga conocido como Camilo Blas (Cajamarca 1903-1986) viaja a Europa y recibió premios en la ciudad de Sevilla y París, su obra era más bien nacionalista y peruanista. Entre sus obras tenemos Cuesta de Pumacurco, Casona trujillana, Fiesta serrana, Paisaje andino y mención especial merece Paisaje.

Teresa Carvallo (Lima 1895-1989) seguidora de la escuela indigenista de Sabogal, su obra La naranjera, hace gala de su maestría compositiva, al haber logrado perfecto equilibrio en los tres planos en los que sitúa el personaje.



Pintura Actual

Gracias a la influencia de distintos maestros, escuelas y corrientes, la pintura nacional vive ahora una etapa de especial productividad que la convierte en una de las más serias e importantes del continente.
Habiendo desaparecido la tutela y dirección que por años ejerció la Escuela de Bellas Artes, las diversas escuelas, academias y talleres se han convertido en ambientes donde se forman y desarrollan los artistas.

El arte es el reflejo de los adelantos científicos, los vertiginosos cambios, es así como los artistas plasman su visión del mundo y desarrollan su creatividad.

Hacia 1958, Fernando de Szyszlo y un grupo, exponen pintura abstracta. A partir de entonces, nuestros artistas han incursionado en el informalismo, el hiper realismo, el arte cinético y el figurativo.

Hay un ordenado concierto dado por la calidad de la obra de algunos artistas ya consagrados como Szyszlo, Tilsa Tsuhiya, Enrique Aramburú, Emilio Rodríguez Larraín, Armando Villegas, Angel Chávez, Miguel Nieri, Enrique Galdós Rivas, Gerardo Chávez y Venancio Shinki.
Algunos más jóvenes, vienen destacando por la constante búsqueda de una expresión cada vez más autentica y propia y por el logro de una producción que demuestra el gran oficio alcanzado; tal es el caso de Carlos Revilla, Elda di Malio, Julia Navarrete, Luz Negib, José Tola, Ramiro Llona, Carlos Enrique Polanco, Kitty Rodrigo, Maricruz Arribas, Alejandro Alayza, Jaime Romero, Cuco Morales, Ivan Huerto y otros más cuya calidad plástica y estética es ampliamente reconocida en nuestro medio y les merece reconocimiento internacional.